Miembros del IAC, CSIC, ULL y representantes sindicales se manifiestan en La Rambla de Santa Cruz / CEDIDA ORGANIZACIÓN

Hay momentos en la historia en que hay que pensar, en serio, en que estamos en esta sociedad para trascender el momento. Para hacer más grande nuestra civilización. No es una frase grandilocuente. Las pequeñas cosas, las decisiones de urgencia cambiaron países y los empeoraron. Hace poco recordábamos cómo Godoy (que rima con Rajoy) se enfrentó a Alejandro Malaspina por una oposición política y mandó a destruir todo su trabajo científico (suerte que alguien, como en el cuento de Blancanieves no destruyó todo sino que lo escondió). ¿La ciencia en España puede haberse convertido en un lobby peligroso? ¿España es el único país europeo que no sigue la senda y rebaja su inversión en I+D? Lo curioso es que los políticos del PP insisten en negar este recorte evidente y se amparan en que el sector ha dejado de gastar muchos millones de euros de presupuestos anteriores ¿Eso no se llama gestión y la gestión la hacen los políticos?

Es posible que la investigación en España necesite una revisión, es probable, tal y como se decía hace una semana en la comisión de Innovación de Cibican, que se requiera un equilibrio entre investigación básica y aplicada; que haya que desterrar a aquellos profesores de universidad que cobran pluses de investigación y no investigan y muchos otros males que tiene el sistema nacional de I+D+i+d. Pese a todo, una postura muy clara y evidente es que en un país desarrollado como el nuestro, con un sistema universitario de calidad y con una materia humana como la que poseemos, no invertir en I+D es una osadía que solo responde a una necedad política inexplicable. Las patentes, la industria farmacéutica, la tecnología aerospacial, los nanomateriales… son las piezas que formarán el futuro económico europeo y, para ello, es necesario apostar por la I+D ahora. Si no, en cinco años no habrá nada que patentar, no habrá nada con lo que competir.

La ciencia empieza a movilizarse tímidamente. La ciudadanía no entiende muy bien la trascendencia de todo ello. Son manifestaciones minoritarias. De hecho, había menos gente en la movilización en La Rambla en Santa Cruz de Tenerife el viernes que en el Ayuntamiento santacrucero pidiendo una calle para Antonio Cubillo. Aún así, no hay que desesperar, hay que seguir usando todas las armas posibles para recordar que estos científicos que protestan no lo hacen solo (que también) por sus puestos de trabajo. Muchos con su formación (pagada por todos los españoles) conseguirán sin problema trabajo en Alemania, Francia, Estados Unidos o en emergentes países asiáticos. Protestan porque no quieren que España se quede atrás. Que retrocedamos 40 años y que todo el avance logrado no sirva para alimentar alcantarillas políticas. Que los Godoy actuales no logren cegar al resto.