“Los ciencia tienen que cambiar el chip, el 50% de la investigación tiene que ser aplicada”

Christian J. Suojanen

Christian J. Suojanen es uno de los expertos que evalúa Imbrain / FRAN PALLEREI

Imbrain es un proyecto financiado por la Unión Europea que tiene como objetivo elevar el nivel de excelencia del Centro de Investigaciones Biomédicas de Canarias (Cibican) con el objetivo final de aglutinar y promover la ciencia biotecnológica en las Islas y convertirla en una salida económica. Cibican organiza entre los días 6 y 7 de junio la reunión del Comité de Innovación de Imbrain. Un encuentro que tiene lugar en el santacrucero Iberostar Grand Hotel Mencey y que reúne a casi una veintena de especialistas internacionales que analizarán, externa e internamente, las opciones de este proyecto para que llegue al éxito. Christian J. Suojanen es uno de los miembros de este comité y trabaja en la actualidad en la organización internacional TTS Global Initiative.

-Viene a Tenerife a participar en una reunión del comité de innovación del Cibican. ¿Qué oportunidades tiene este centro?

“Creo que en el plano de la investigación es un centro que va muy bien y que posee una calidad impresionante. Lo que estudiaremos estos días no es tanto esto sino la capacidad que puede tener para colaborar con la industria y tener éxito en la transferencia de innovación y en la creación de valor. Este es un proceso que no se va a cerrar en los días de reunión sino que de aquí saldrá un borrador que implementaremos en próximos años”.

-¿Cree que Canarias puede generar negocio con la biotecnología?

“Sí puede pero es complicado  porque hay muchas regiones en el mundo que están centradas en la biotecnología y quieren ser centros de creación de empresas también. Hay mucha competencia en este sentido y hay regiones que tienen más posibilidades de éxito que otras”.

-¿De qué depende ese éxito?
“No depende solo de la capacidad de investigación sino de otras muchas cosas. Tenerife tiene un problema que es la distancia: no estamos al lado de la industria ni de los centros de decisión. Sin embargo, puede haber maneras de buscar el elemento competitivo de Canarias para vencer estos obstáculos”.

-¿La distancia a las grandes capitales es entonces el principal problema?

“Sí, pero es algo que le ocurre igual a Barcelona o a Madrid. El mercado de la biotecnología es mundial y tiene sus centros en Boston, San Francisco, Suiza, Alemania e Inglaterra. Estar lejos de ellos es un problema, pero hay que luchar para buscar sus puntos fuertes y sus capacidades. Hay que tener en cuenta que hay muchos centros en el mundo con calidad investigadora pero lo importante es que hay que atraer a inversionistas. Estos son muy particulares porque no basta con que tengan dinero sino deben tener, también, experiencia y excelencia en el sector algo que no debe focalizarse exclusivamente en la industria farmacéutica, sino también en en el mercado y en el paciente. También es muy importante que los investigadores estén cerca de la industria pero no solo físicamente sino que tengan unos objetivos claros en este sentido”.

-Está claro que estamos lejos de los núcleos de inversión pero cerca de un importante mercado africano, ¿no es esto una gran ventaja?

“Puede ser una gran ventaja competitiva y la posibilidad no está solo en este mercado sino en otros más. La ubicación de Canarias permite que se convierta en un buen centro para coordinar la colaboración entre Europa, América y África centrándose en, por ejemplo, enfermedades tropicales o en patologías raras. No se trata de hacerlo todo aquí sino de que Tenerife sea un puente importante entre todas estas regiones y las organizaciones internacionales que trabajan en este sector. No es sencillo hacerlo, pero es una buena posibilidad aunque algo así no se construye en seis meses”.

-En estos momentos, Canarias apuesta casi exclusivamente por el turismo como motor de la economía, ¿pueden unirse ambos conceptos?

“Sí. Hay que destacar el buen nivel del sistema de salud español y, por supuesto, canario. Hay ejemplos de regiones que se han desarrollado para dar servicios de salud en Norteamérica y Europa. No se trataría de un aspecto tan científico como de negocio pero para su potenciación requeriría del apoyo de los centros de investigación en estos asuntos. Es algo que estamos también estudiando”.

-En España vivimos un momento en el que los gobiernos han retirado gran parte de la financiación a la ciencia. ¿Es la industria privada la solución por este motivo? ¿Cómo habría que hacerlo para seguir potenciando las actuaciones en la I+D?

“Los empresarios tienen sus prioridades y la ciencia tiene sus tiempos. Los científicos tienen que cambiar el chip y en España se ha producido un esfuerzo importante para tener la investigación pública que se tiene. Pero, es muy importante entender que las prioridades no son siempre la investigación básica pues, al menos, la mitad del esfuerzo debería ir a la investigación con posibilidades de aplicación”.

-Cibican está en sus primeros pasos y, en estos momentos, es fundamental que las bases sean sólidas. ¿Qué errores no deberían cometer?

“Esta es una de las cosas que vamos a mirar. Estudiar las buenas prácticas a nivel mundial y la situación actual. Tenemos que ver debilidades y fortalezas. Hay errores muy comunes como hacer una inversión sin mirar la aplicación de la misma o que los gobiernos den dinero a gente que tiene experiencia en ciencia o en el sector financiero pero no en inversión en biotecnología que es algo muy particular. En España hay un importante presupuesto para inversión de capital riesgo en este sector y tengo miedo de que si este dinero no se da a personas con experiencia y con capacidad de convertirlo en retornos, se vaya a gastar en vano”.

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