Herejes de la ciencia: Galileo, Newtom, Darwin y Wegener

Galileo Galilei / WIKIPEDIA

Galileo Galilei

Muchos de los grandes descubrimientos que han provocado revoluciones científicas fueron debidos a herejes de la ciencia. Esas personas que fueron capaces de romper con los cánones conocidos en alguna disciplina y asentaron nuevas bases para el conocimiento de las mismas. Mujeres y hombres brillantes y valientes que, en un determinado momento, pusieron en duda un dogma oficial y elaboraron teorías más conformes con las nuevas observaciones. En vez de decir “no comprendo, por lo tanto es imposible”, cuando las teorías vigentes se muestran incapaces de explicar los hechos, plantearon otra nueva. Desde Galileo y su telescopio han pasado muchos siglos, pero seguimos viviendo en una sociedad retrograda que teme aceptar nuevos paradigmas. Los grandes científicos son personas que, con su visión, cambian la forma en que vemos el mundo. A veces una autoridad religiosa lo ataca; otras, sus propios colegas. Algunos afortunados son reconocidos en vida, pero algunos solo llegan a ser venerados póstumamente. Citando brevemente algunos ejemplos de grandes científicos herejes, pues tenemos a:

Isaac Newton

Isaac Newton / WIKIPEDIA

Isaac Newton (1642-1727) sugirió que Dios en sí era el tiempo y el espacio. Cambió todo con su ley de la gravitación universal y sus leyes de la dinámica.

Mostró cómo la naturaleza podía ser medida y entendida. Su herejía pública fue describir el Universo como ‘el sentido de Dios’, lo cual sugería que Dios era el espacio y el tiempo mismo.

Galileo Galilei (1564-1642) fue forzado a retirar públicamente su respaldo a la teoría de Copérnico. Se recuerda a Galileo como el clásico científico hereje, debido a su juicio por la Inquisición de la Iglesia Católica en 1633.

Fue condenado por promover la creencia de que la Tierra se movía a través de los cielos.

En aquella época, era aceptado que la Tierra permanecía inmóvil y que el Sol se movía en el cielo. Galileo agravó su delito al insistir que el concepto de una Tierra que se mueve no entraba en conflicto con las escrituras.

Eso estaba prohibido. Su ejemplo se convirtió en un punto de referencia al discutir el tema de la ciencia versus la autoridad. La Iglesia Católica reivindicó la valía de las teorías de Galileo en el año 1994.

La teoría de la evolución de Charles Darwin (1809-1882) no fue bien recibida por la comunidad religiosa. Suya es la teoría de que las especies evolucionan gradualmente con el tiempo, adaptándose a su ambiente.

Algunos miembros de la Iglesia de Inglaterra consideraron la evolución como herética, por implicar que la Tierra no había sido creada perfectamente. Otros pensaban que la capacidad de adaptación fue diseñada por Dios. Darwin publicó la idea en 1859, en El origen de las especies, usando evidencia recopilada durante un viaje en el barco HMS Beagle. Pese a la oposición religiosa, la comunidad científica la adoptó con relativa rapidez.

Alfred Wegener

Alfred Wegener / WIKIPEDIA

Alfred Wegener (1880-1930) propuso la teoría de la deriva continental. Este meteorólogo cometió su herejía en 1912. Al notar que Sudamérica encaja con África como un rompecabezas, sugirió que todos los continentes estuvieron unidos alguna vez. Las fuerzas geológicas los separaron y derivaron a sus posiciones modernas. Esto contradecía las creencias en boga, que las masas terrestres estaban fijas en su posición.

La comunidad científica hizo un frente unido contra Wegener, ridiculizándolo. Finalmente, sus ideas fueron aceptadas en la década de 1960, cuando era imposible ignorar el peso de las pruebas que fue presentando. Pero era demasiado tarde: Wegener había perecido en una expedición polar Groenlandia en 1930, al regresar de su misión en un trineo al no soportar las temperaturas de -60°C.

Los anteriores protagonistas de la historia de la ciencia han ido contra viento y marea, sin dejarse convencer por lo que opina la vox populi y, por lo tanto, en muchas ocasiones ser el hazmerreir de la masa, el abucheo de la comunidad científica, la lapidación mediática, y a veces hasta cosas peores. El motor que los movía era el de acercarse un poco más a la verdad.

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