No estamos solos: ciberespionaje en tu Facebook

Filtraciones de la NSA

Edward Snowden, exanalista de la CIA responsable de las filtraciones sobre las actividades de la NSA / DA

La pasada semana escribí en mi blog del portal EFEFuturo de Agencia EFE, sobre dos noticias tecnológicas en materia de seguridad, que revolucionaron a la opinión pública: el posible uso de troyanos para espiar a delincuentes por parte de la policía, y el programa de ciberespionaje PRISM, perteneciente a la NSA. Aún hoy siguen desvelándose nuevos detalles de este proyecto, y
los dirigentes internacionales continúan pronunciándose, alegando total desconocimiento acerca del mismo. Los gigantes tecnológicos, en aras de mantener la imagen de transparencia con sus clientes, niegan acceso directo por parte del Gobierno a sus servidores, publicando las órdenes judiciales de requerimientos concretos. Según los últimos datos, PRISM se constituye tan solo
como la punta del iceberg, pues la NSA ha monitorizado durante años el tráfico generado en los cables submarinos de fibra óptica sobre los que recaen todas las comunicaciones del país, por lo que cualquier dato transmitido por la red ha podido ser interceptado.

Esta semana han salido a la luz los incidentes de ciberespionaje del Gobierno británico en las reuniones del G20 en 2009, donde se utilizaron técnicas de hacking tradicionales, como puntos de acceso Wifi falsos en cafés en los que se incitó conectarse a los delegados,
interceptando correos electrónicos y pulsaciones del teclado mediante keyloggers, troyanos para Blackberry que rastreaban mensajes y conversaciones, o ataques dirigidos para monitorizar las llamadas del líder ruso, que pasaban por un satélite.

En este caso, la complejidad del ataque era aún mayor, puesto que todos estos datos se analizaban en tiempo real por más de 45 analistas, ya que el propósito era influir en las decisiones que se tomaban en dicha cumbre. Digno de trama de Hollywood. Estas noticias, no hacen más que destapar ante los ojos del mundo, el escenario actual de nuestras comunicaciones, en el que privacidad e intimidad son una utopía. Mucha gente se indigna ante semejantes revelaciones, pero lo cierto es que nada debe sorprendernos ya. Por otra parte, es paradójico que no nos moleste que Google, Facebook o Twitter custodien en sus servidores nuestras fotos, mensajes privados o ubicaciones y las comercialicen, pero sí que los gobiernos monitoricen las comunicaciones en aras de combatir el terrorismo. No es agradable que alguien pueda leer lo que escribimos a nuestra pareja, pero no es lo que interesa interceptar.

Se dice que el ciberespionaje de la NSA ha frustrado más de 20 intentos terroristas. Si esto vale para evitar atentados o la distribución de pornografía infantil, adelante, porque lo queramos o no, siempre estaremos vigilados.

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